Será en Mexico, pero vale saberlo. El Museo del Palacio de Bellas Artes inaugura la primera muestra individual del pionero ruso de la abstracción.
Maestro y autor, Kandinsky (Moscú, 1866–París, 1944) llegó a concebir tres obras murales a lo largo de su vida. La última, en 1931, fue otra invitación del último director de la Bauhaus, Ludwig Miles Van de Rohe, para construir un salón de música en la feria de arquitectura de Berlín. Tres muros de un ensamble de cerámica multicolor con los característicos motivos geométricos del artista ruso. Dentro del recinto, un piano de cola y mobiliario funcionalista creado por el propio Van de Rohe.
Una recreación de la misma sala –con reproducciones de los azulejos, otro piano pero sin muebles– cierra la exposición Kandinsky. Pequeños Mundos, el último plato fuerte de la temporada en el recinto de la alta cultura mexicana, el Museo del Palacio de Bellas Artes. “Su faceta como muralista es poco conocida, pero queríamos resaltarla dentro de su prolífica producción por su vinculación con México y por ampliar la noción estereotipada que se tiene del autor”, subrayó este martes el director del museo, Miguel Fernández Félix, un día antes de la presentación al público de la primera retrospectiva individual en el país del pionero de la abstracción.
Fue Diego Rivera el encargado de traer su obra por primera vez a México en pleno fervor por el realismo socialista posrevolucionario
Hombre de acción y teoría, pintor, dramaturgo, profesor, crítico, artista nómada por Rusia, Alemania y Francia, la panorámica recorre sus distintas facetas a través de más de 60 piezas entre textos, apuntes de sus clases, un libreto de una adaptación escénica de su adorado Wagner, pinturas, grabados y dibujos provenientes de siete diferentes colecciones internacionales: del Pushkin State Museum, al Fine Arts de Moscú, el Georges Pompidou de Paris o el Guggenheim y Metropolitan de Nueva York. Con el apoyo privado de colaboradores habituales de la institución como la Fundación Mary Street Jenkins o BBVA Bancomer, el presupuesto de la muestra, que no ha contado con tarifas de cesión de los museos de origen, se eleva a los 12 millones de pesos (600.000 dólares).
El guiño al muralismo cobra más sentido lanzando una mirada histórica a la figura de Kandinsky en México. Fue Diego Rivera el encargado de traer su obra por primera vez al país. En 1931, en pleno fervor por el realismo socialista posrevolucionario, el totémico muralista mexicano defendió las mutilaciones figurativas de la vanguardia europea en la muestra Los Cuatro Azules ante los ataques de sus coetáneos. “Fue –dijo Rivera entonces– como meter la soga en casa del ahorcado”.
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Publicado 01/11/18