Por Carlos Sforza
Nuestra provincia se ha caracterizado por la cantidad y calidad de sus poetas. Ello no desmerece, claro, la existencia de escritores valiosos que cultivan otros géneros que no pertenecen a la escritura en versos.
Esa verdad de Perogrullo sirve de pie para escribir sobre una obra recientemente publicada y cuyo autor es Héctor César Izaguirre.
EL AUTOR
Izaguirre es oriundo de San José (Departamento Colón) pero diría que por residencia y trabajo, es una parte importante de los intelectuales de Concepción del Uruguay. Ha ejercido la cátedra de Castellano y Literatura en diversas instituciones como el Colegio Nacional del Uruguay, la Escuela Normal, los Cursos del Profesorado de la misma ciudad y de Concordia, entre otras casas de estudio. Como escritor ha sido galardonado en numerosas ocasiones, destacándose entre otros, el Premio “Fray Mocho” (en colaboración) en dos oportunidades, en el género ensayo. La provincia de Entre Ríos le concedió el Premio al Mérito Artístico. Sus trabajos en diarios y revistas son numerosos y siempre hemos rescatado la labor desarrollada en la Revista SER de Concepción del Uruguay junto al recordado Roberto Parodi y sus estudios publicados en los tres tomos de la Enciclopedia de Entre Ríos, dedicados a la Literatura. Publicó “Defilippis Novoa: una dramaturgia al servicio de la redención del hombre” (Premio “Fray Mocho”, en colaboración con Laura Erpen), el poemario “De otoño y raíces encendidas”, “El Colegio del Uruguay”, “La Fraternidad”.
Conozco a Héctor Izaguirre desde hace años y sé de su valor como ensayista, poeta y conferenciante.
EL LIBRO
Y ahora nos acaba de regalar un nuevo poemario: SINFONÍA GUALEYA (Editorial Dunken, Ilustración de tapa de Luis Alberto Salvarezza, Buenos Aires, 2010, 88 páginas).
Leer este libro de Izaguirre es adentrarse en las entrañas mismas de nuestra gran hembra fluvial: Entre Ríos. Y es hacerlo a través de la recuperación lírica del Río Gualeguay, con todas las connotaciones que ese flujo de agua conlleva.
Es evidente que este trabajo de Izaguirre es original y a la vez de una textura envidiable. Original por cuanto nos sumerge en muchas voces de otros poetas, y arranca del mitológico Ñamandú, el que creó la tierra primeriza, para hacer todo un periplo que es como si anduviera por un tiempo circular y regresar a ese creador primero.
Es evidente que el poeta conoce a fondo la literatura entrerriana, sabe de sus voces, sabe de sus cantores populares, sabe de lo que la tierra que habitamos en esta parte de la Argentina significa y encierra. Ello hace posible que su canto nos introduzca en distintos momentos, con diferentes voces; toma versos prestados de autores que nombra y, a la vez., introduce su temple anímico para que la sinfonía no sea una enumeración caótica, sino una armoniosa composición lírica que con el rescate del Gualeguay, no hace sino rescatar la esencia de la entrerrianía.
Hay recuerdos, hay hombres y mujeres que han cantado a estos lares, hay naturaleza y colores, sabores y hasta olores, en esta SINFONÍA GUALEYA. Y lo que es importante, la carnadura que elige el autor para darnos este libro, es la adecuada. Porque mezcla el pasado legendario, el pasado histórico y el presente y, por qué no, nos proyecta hacia el futuro. Y lo hace con alegorías, con adjetivación justa, con metáforas, con comparaciones. Porque en todo el libro prima un tono diría elegíaco y hasta epopéyico. Sin descuidar las formas y con versos que denotan el dominio del poeta sobre los a veces encabritados modos que presenta la escritura.
Diría que este aporte de Héctor César Izaguirre es uno más que se suma a lo que han hecho nombres ya señeros en estas lides. Y hablo, para citar unos pocos, de Carlos Mastronardi, de Juanele, de Alfredo Veiravé, de Jorge Martí de Delio Paniza, de Rubén Vela, de Miguel Ángel Federik… Y es claro que la mayoría de las voces que resuenan en los versos de Izaguirre, quedan afuera de los enunciados. Pero están ahí. Y esperan que el lector se introduzca en la obra, recupere esas voces en la voz del autor y goce con la lectura de este original, hermoso y perdurable libro de Héctor César Izaguirre.
Blog del autor: www.hablaelconde.blogspot.com