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Poema con gerundio

Tuky Carboni

Estoy mirando, con la parte más honda del cristal de mis ojos,
esa forma compleja que asoma en el espejo.
Y veo aparecer en el trasfondo, identidades que nunca sospeché
que habían colonizado este pequeño yo que llamo mío.
Este pequeño yo que se hace y se deshace a medida que sufro, me emociono,
me congratulo, me reconozco o me pierdo en sus confines.
Acepto humildemente que, antes que yo,
muchos tuvieron acceso a este secreto; pero las circunstancias  cambian
según se enfoquen los sentidos hacia adentro o hacia fuera.
Y yo estoy descubriendo esta expansión con el núcleo interior de mi mirada.
¿Debo tomarlo como un hallazgo individual?
¿O se trata de una conquista colectiva que eclosiona cuando se suma el ser
con otros seres?
Lo cierto es que ahora mismo estoy inaugurando esta verdad: yo no soy sólo
yo.
Soy todos los que en mí todavía no han muerto.
Soy todos los mayores, y todos los hermanos, y todos los amigos
que un día compartieron conmigo los rumbos cardinales de la vida.
Soy la llaga escondida de la vecina amarga montada en una escoba.
Soy los viejos que miran sin registrar conciencia de lo  que están mirando.
Soy el llanto y la risa de los niños que llegan, con su pan o sin él bajo
los brazos.
Y soy la luz más alta de los niños que duermen en sus cunas de estrellas
y tienen todo el cielo por regazo.
Soy Judas Iscariote y la mujer que me odia,
porque aún no ha comprendido que las dos somos hebras de la misma madeja.
Sencillamente, yo no soy sólo yo. También soy todos ellos.
Soy más ellos que yo;
porque al sentirlos crecer adentro mío, como lluvias inversas o abejas
interiores,
poblando mis desiertos,
polinizando mis praderas,
purificando ríos,
es imposible negar la realidad de su misterio.
Y me parece natural que surja, en los que soy ahora,
este Amor que transforma y extiende las fronteras.
Por fin, en un instante, comprendemos de qué hablaban los sabios.

¿Cómo puedo no amarlos,
si ellos están en mí y yo me siento en ellos,
si en ellos me realizo y en ellos me trasciendo?
Por eso afirmo que, al final de cuentas,
yo ya no soy.
Somos. Con todos ellos.

Alcira Irene González de Carboni - Tuky

Nació en Gualeguay en 1939. Maestra Normal Nacional. Ha editado “Bajo palabra” (poesía, 1996); “Cárcel sin límites” (poesía, 2001); “No creas que es llanto” (poesía, 2004); “El tan deseado rostro” (novela – Premio “Fray Mocho” 1993); entre otros. Integra antologías y muestras literarias provinciales y su obra ha sido distinguida con los máximos galardones de la provincia. Ha actuado como jurado en la convocatoria anual de la UNER para la selección de autores entrerrianos que integran “Patria de Luz”.
En 1995 obtuvo Mención Premio Juan Rulfo.-